sábado, 19 de diciembre de 2009

CONOCIENDO LA GRACIA...



Ya saben, a mi que me gusta andar por esas avenidas de la vida de ida y de venida, el otro día me tope con alguien nuevo, alguien a quien no conocía, normalmente no hablo con gente extraña y hasta cierto punto, soy medio huraña, pero al acercarse esta, me dio una sensación muy cómoda, traía una sonrisa muy confiada y un aire de gran afecto, asi que comenzamos a platicar...mas bien, ella empezó a decirme:
-¿Como estas?

Pregunta a la que inmediatamente di la respuesta oficial: "Bien, gracias a Dios..."

-Oh, ¿le conoces?

- ¿A quien? respondí ? (buuuh)

- A Dios - has mencionado que estas bien gracias a El...

-Oh, bueno, si, claro, le estoy conociendo pues hace un tiempo que le sigo...
Ella entonces me miró fijamente, con un gran amor, he sentido esa mirada antes, algo que te derrite y te hace sentir expuesto por completo:

- Pues, no creo que le conozcas muy bien o tiene poco tiempo que le sigues...

Con postura defensiva y un tono diferente de voz repliqué:

-¿Por que? ¿que le hace pensar eso?...

- Lo se, por que si le conocieras mejor...me reconocerías a mi.

Fue entonces cuando ya no tuve qué decir, no sabia si dejarle ahí, enojarme, reír,si preguntar algo, si bailar un tango...ella lo sabia y continuo diciendo:

- Soy esa que te hace parecer lo que eres, soy quien te hace ser digna a los ojos de Dios, soy quien cubre tus faltas...pero veo que aun no me has conocido, has seguido por este camino pensando que no me necesitas, que debes hacer algo para ganarte el favor de aquel que te creó, y quiero decirte, ya que estamos aquí platicando, que esa, también es una forma de vanidad, no le quites el merito a quien con todo amor incondicional,murió por ti en la cruz, no tienes que ser mas alta, mas inteligente, no importa las horas que te pases orando, evangelizando o en la iglesia, nada, nada de eso te ganara la vida eterna...solamente yo, pues si Dios no me hubiera derramado aquí no habría un solo humano ni un solo acto que le valiera la entrada a su reino...

Tajante, con esa autoridad pero a la vez, suavidad , se dio media vuelta y comenzó a alejarse.

Atónita...y atontada, solo alcancé a preguntarle:- ¡hey!, dime cual es tu nombre...

Volteó nuevamente y con esa deliciosa sonrisa con la que se acerco me dijo:

- Soy su gracia...

Así que, desde ese momento, ando dando vueltas a ver si le veo de nuevo, su presencia a impactado mi corazón y me gustaría conocerle mejor.

Ahi se la ven, le dicen que aquí su servilleta, la esta buscando para dar otra platicadita...

Bendiciones!