miércoles, 14 de octubre de 2009

Tratando de renunciar...


Hace unos cuantos dias hice estrepitosa entrada en la oficina de Dios, ni siquiera hice cita, no me espere a verle en oracion, no le llame antes, nada, tal cual y desfachatada fue mi llegada, con gran prisa y arrojo, abri la puerta sin preguntar y si mas le dije:

-Tenemos que hablar...

Dios con esa singular alegria y paciencia que le caracterizan le pidio a sus angeles que por favor salieran un momento, en gran silencio y en el acto todos dejaron el lugar, fue entonces cuando ni siquiera espere a que me preguntara que pasaba (claro, El, ya lo sabia) y comence:

- Señor, no entiendo nada, se que a lo mejor no soy la mejor de tus hijas pero tampoco creo ser tan mala, ¿sabes? ya no puedo mas, estoy cansada, todas estas cargas y despues de todo, contigo no hay garantias, nunca se como van a resultar las cosas, siempre hasta el final me entero,asi que...¡renuncio!, te entrego copia para ti, tus angeles y mi pastor.


El, pacientemente escuchó cada una de mis palabras, me miro con esa infinita ternura de la que solo El es capaz de tener, entrelazo su dedos y me dijo:

-Esta bien, ¿ya no puedes? ¿esta todo muy complicado? dejamelo a mi....


Yo la verdad, esperaba que rebatiera todos mi argumentos, que me dijera algo mas,algo asi como "¡pero como! ¿que? ¿acaso no quieres servirme? mori por ti en la cruz ¿no te acuerdas? ¿ya no me amas? ¿tu corazon se ha desviado?", pero no fue asi, aunque sorprendida, fingi y le dije en tono digno:

-Esta bien, encargate tú...

Solo entonces y antes de salir, me dijo tres palabaras, con esa voz que puede derretir a cualquiera, sin tono de regaño, sin tono de reproche, pero que a mi corazon llegaron como dardos que quemaban:

- Cuenta tus bendiciones

Voltee a verle, pero, como en otras ocasiones, ya no estaba ahi, me imagino que habia salido rapidamente para atender otros asuntos en este nuestro gran pequeño planeta.

Y asi pase algunos dias...sin lograr comprender exactamente que habia querido decirme, fue uno de estos dias en que, de pronto, sin aviso, como una rafaga, lo entendi (aaah, ya caigo habrian dicho por ahi) , me di cuenta que:

-no tengo trabajo fijo y seguro. Pero desde el momento en que abandone mi trabajo nunca me habia hecho falta nada, en ningun aspecto.

-no cuentp con Seguro Social o gastos medicos mayores. Pero no me habia enfermado, ni yo, ni mis hijos, ni Alfred, acaso un jarabe para lo tos era todo lo que habia necesitado, no estaba en las puertas de ningun hospital velando por alguno de mi familia.

- no puedo comprar ropa en todas esas tiendas de moda. Pero tenia de todo, abrigos y sueteres para escoger este invierno, todo en excelente estado , es mas, parece que mi ropa no se acaba, mejor me he aburrido de ella que decir "ya no sirve o esta muy viejo". Y mi closet, no es que el espacio sea chico, es que ya es demasiada ropa.

-no tengo casa propia. Sin embargo vivo en un comodo lugar donde no hay nadie que cada mes llegue a pedirme la renta, calido, llueva, truene o relampaguee puedo estar segura aqui (bien, no contemos la gotera de mi habitacion, esas, se arreglan facil)

-no siempre he tenido el dinero que quiero. Pero cuando he querido comer lasagna de una u otra forma surgen los recursos para comprarla, hasta para esas deliciosas frutas secas que de tarde en tarde se me antojan.

- mis hijos no tienen una cosola Wii o un Xbox 360. Pero de vez en vez pasamos al parque, corren, brincan, se ensucian, sudan, se rien...estan vivos y lo disfrutan.

-no tenia ni cuna, ni carreola, ni nada para Elias. Sin embargo, encontramos una linda cuna y una carreola de excelente calidad a un precio de risa en el super y por si fuera poco...con oportunidad de irlo pagando poco a poco. He comenzado a recibir regalos para él y ni siquiera he organizado un "baby shower".

-he tenido el erroneo sentimiento de que Dios ha estado muy ocupado para atenderme, sin darme cuenta que en todo momento me ha procurado, a mi, mi casa y mi familia, y por si no fuera suficiente, me ha dicho que El calla de amor por mi, que siempre esta en medio de mi, que salva y salvara (Sofonias 3:17)...

esto ultimo, me ha hecho correr de nuevo a su oficina, entrar otra vez como relampago, ya los angeles no dijeron nada, salieron y yo, con toda la pena y mis ojos hacia abajo, solo he logrado decir : ¿me perdonas?....

No hubieron palabras, solo senti su tremendo abrazo, no hay reproches, ni regaños, no hay "te lo dije", solo un apabullante amor, ¿como explicarlo?


aaah, esa... es otra historia.









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