Mi hijo: se me cayó un diente má...
YO: oy! si, ahora puedes ponerselo al ratón Perez!
MI HIJO: (con expresion de ceremoniosa seriedad) el ratón Perez...no existe.
Ante tan tajante afirmacion, no me queda otra alternativa que hacerle ver que, si bien el ratón Perez (glump!) no existe, podría ponerlo debajo de su almohada y obtener alguna monedita ($), pero sin dudarlo un segundo su respuesta fue:
MI HIJO: no necesito dinero
YO: Ah, ¿no?
Y antes de darme oportunidad a preguntarle la razon de su inamovible conviccion (igual encontrabamos el factor clave de la vida y formabamos un taller "Vivir a sus anchas sin dinero", ¿se imaginan? exito total, nos volviamos millonarios...) me respondio muy simple y muy sencillo:
MI HIJO: Tengo $12 pesos!
Vaya! ahora todo estaba claro, al mozalbete no le importaba la ganancia que pudiera obtener por su diente pues, contaba ya con su pequeña fortuna.
Sin mas, de vez en vez, esa sencillez del alma se atisba en los comentarios de los niños, tan simple, tan real.
Lo siento ahora por el famoso ratón, que ahora puede tachar un nombre menos en su lista.
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